terça-feira, 24 de março de 2015

Agulha Hispânica # 06 | Editorial

O MECANISMO DAS VERTIGENS
Luisa RichterQuando se abre a janela e é mar tudo o que vemos não há senão como deixá-lo entrar. Repleto de relíquias que foram cavadas no espírito das tempestades. O mar e sua tinta corrosiva com a qual escreve o relato de fantasmas os mais insondáveis. Por uma dessas frestas nos surpreendem as melhores histórias. Quando os ventos não se preocupam com o nome dos santos e sim unicamente com a natureza do milagre. Pequena pedra que encontramos no bolso do acaso. Sua pele oculta um mistério que talvez contado de outro modo jamais seria percebido. O mistério é uma encruzilhada.
Quando cruzamos o mar que acabara de entrar pela janela e o que vemos se parece com uma fogueira não há senão como deixá-la entrar. Escadaria perene de vislumbres que foram pescados no espírito dos maremotos. O fogo e suas bailarinas graciosas cujas pernas escrevem no dorso do tempo os desejos mais entranháveis. Quando o ferro não se preocupa em ferir a quem seja. Braseiro confabulado no íntimo da voz que nos sugere outra maneira de visitar o mistério. O fogo reconhece a si mesmo em tudo quanto toca.
Quando animamos o carvão em seu curso e um banco de areia inunda o que vemos não há senão como deixá-la entrar. Tropel de pérolas cerzidas em mosteiros que foram naufragados no espírito dos vendavais. A terra e sua colmeia de abismos cujos grãos somam a descrição de tudo quanto a memória rascunhou a bordo do vazio. Quando as galinhas soletram uma dentição invisível. O mistério engatinha e já o antevemos luzindo suas asas. Onde está o homem soluça uma vertente de poços com tabuletas ilegíveis à entrada. O vento desconhece o próprio nome.
Quando a terra se desconhece por completo e sopra no olhar umas formas irreconhecíveis que julgamos ser tudo menos o vento não há senão como deixá-lo entrar. Santuário de peças cuja origem foi refeita no espírito do esquecimento. Respiramos alheios ao mecanismo das vertigens. Toda forma deve considerar a possibilidade de mudar de forma. A essência é um rio com seu percurso mágico de alturas. Não há voo mais alto que não seja uma queda. O pulmão é inominável.
Quando? Agora? Não importa. Abrimos uma janela e adentra o sol, o mar, a nuvem, a poeira. O que deve ser percebido é a entrada em si. A fresta. A maneira com que vislumbramos o mundo. Como o recebemos. Sem o abecedário. Quando pensamos na tríade arte | religião | ciência, logo vemos que para existir deve ser processada em um ambiente quádruplo: terra | ar | fogo | água. Tudo isto para que a assimilação seja feita em um terreno quíntuplo: os sentidos humanos. Recordemos? Imagem, cheiro, carne, tempero, som. Por um entranhável grau de insatisfação fomos dar no quinto elemento e no sexto sentido. A tríade inaugural permaneceu. Nada vai além dela. E as pobres meninas começaram a confabular entre si. Tão pobrezinhas não sabiam o que fazer para ir um pouquinho mais além e inventar a quinta pata da mesa. Não queriam mais trocar ideias entre si.
Eis aí um mistério. Não sabemos nada depois dele. Não o questionamos. Não há mais nenhuma janela. Repetimos máximas. Símios de uma filosofia perdida no tempo cuja aplicação nunca resultou em algo que a superasse. Somos a única humanidade que temos. Há muito tempo. Demasiado tempo. 

Abraxas
EL MECANISMO DE LOS VÉRTIGOS

Luisa RichterCuando se abre la ventana y es mar todo lo que vemos no hay si no que dejarlo entrar. Repleto de reliquias que fueron cavadas en el espíritu de las tempestades. El mar y su tinta corrosiva con la que escribe el relato de fantasmas los más insondables. Por una de esas rendijas nos sorprenden las mejores historias. Cuando los vientos no se preocupan con el nombre de los santos y sí únicamente de la naturaleza del milagro. Pequeña piedra que encontramos en el bolsillo del azar. Su piel oculta un misterio que tal vez contado de otro modo jamás sería percibido. El misterio es una encrucijada.
Cuando cruzamos el mar que había acabado de entrar por la ventana y lo que vemos se parece a una hoguera no hay si no que dejarla entrar. Escalinata perenne de vislumbres que fueron pescados en el espíritu de los maremotos. El fuego y sus bailarinas graciosas cuyas piernas escriben en el dorso del tiempo los deseos más entrañables. Cuando el hierro no le importa herir a quien sea. Brasero confabulado en lo íntimo de la voz que nos sugiere otra manera de visitar el misterio. El fuego se reconoce a sí mismo en todo cuanto toca.
Cuando animamos el carbón en su curso y un banco de arena inunda lo que vemos no hay si no que dejarlo entrar. Tropel de perlas zurcidas en monasterios que fueron naufragados en el espíritu de los vendavales. La tierra y su colmena de abismos cuyos granos suman la descripción de todo cuanto la memoria esbozó a bordo del vacío. Cuando las gallinas deletrean una dentición invisible.  El misterio gatea y ya lo antevemos luciendo sus alas. Donde está el hombre solloza una vertiente de pozos con tablillas ilegibles a la entrada. El viento desconoce el propio nombre.
Cuando la tierra se desconoce por completo y sopla en la mirada unas formas irreconocibles que juzgamos ser todo menos el viento no hay si no que dejarlo entrar. Santuario de piezas cuyo origen fue rehecha en el espíritu del olvido. Respiramos ajenos al mecanismo de los vértigos. Toda forma debe considerar la posibilidad de cambiar de forma. La esencia es un río con su curso mágico de alturas. No hay vuelo más alto que no sea una caída. El pulmón es innombrable.
¿Cuándo? ¿Ahora? No importa. Abrimos una ventana y entra el sol, el mar, la nube, el polvo. Lo que debe ser percibido es la entrada en sí. La rendija. La manera con que vislumbramos el mundo. Como lo recibimos. Sin el abecedario. Cuando pensamos en la tríade arte - religión - ciencia, pronto vemos que para existir debe ser procesada en un ambiente cuádruple: tierra - aire - fuego - agua. Todo esto para que la asimilación sea hecha en un terreno quíntuple: los sentidos humanos. Recordemos? Imagen, olor, carne, condimento, sonido. Por un entrañable grado de insatisfacción fuimos a dar en el quinto elemento y en el sexto sentido. La tríade inaugural permaneció. Nada va más allá de ella. Y las pobres niñas comenzaron a confabular entre sí. Tan pobrecitas no sabían qué hacer para ir un poquito más allá e inventar la quinta pata de la mesa. No querían más  intercambiar ideas entre sí.
He ahí un misterio. No sabemos nada después de él. No lo cuestionamos. No hay más ventana. Repetimos máximas. Simios de una filosofía perdida en el tiempo cuya aplicación nunca resultó en algo que la superase. Somos la única humanidad que tenemos. Hay mucho tiempo. Demasiado tiempo.

Abraxas

[traducción: Gladys Mendía]



ÍNDICE

01. El surrealismo mientras camina por las calles con Floriano Martins yArmando Romero
02. Estela Leñero: el teatro como laboratorio. Sabina Berman
03.La justicia: una lectura desde las novelas de Joaquín Beleño. Yasmina Mendieta
04. La palabra en llamas de Floriano Martins. Ricardo Llopesa
05. Los sentidos de la traducción del poema. Gary Daher
06. O Parlamento Internacional dos Escritores. Betty Milan
07. Panorama sociocultural de la República Dominicana. José Alcántara Almánzar
08. Rafael Sánchez Ferlosio y sus novelas. Miguel Ángel Muñoz
09. Susy Dembo: la experimentación sin límites. Viviana Marcela Iriart
10. Tráfico: un balance. Miguel Márquez

Artista convidada
Luisa Richter: “La creatividad es enigmática. La vida es enigmática.” Viviana Marcela Iriart

Luisa Richter



novembro de 2010
Fortaleza, Ceará | Brasil





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