terça-feira, 1 de setembro de 2015

LUDWIG ZELLER | Comentarios a Los engranajes del encantamiento


Escrito a lo largo de varios meses en 1985. Versiones, sobre las que insistí en hacer correcciones para pulir y precisar lo que quería decir. Intento singular en mi forma de trabajar ya que este poema trata de asir, de expresar cosas inexpresables. Recurrí entonces a analogías, a juegos de significados contrarios al hecho en sí: como una manzana, como el viento. Pero en verdad, no se trata ni del viento ni de la manzana.
El poema, está dividido en doce estrofas de seis versos cada una, y tiene una referencia hacia el lenguaje, esa carenciapara expresar algunos contenidos. Encontré por azar un epígrafe que lleva la versión definitiva, un verso del poeta judeo-rumano-alemán Paul Celan, que dice: "...dentro del oleaje/ de las palabras errantes. "

Baje o suba la lágrima al interior del ojo la resaca
Se crispa allí en el grito levántase en estríasy es el carro
Un nudo abierto de huracán tu lecho burbuja azul
Donde se curva el viento hacia las cuatro esquinas
De ese naipe en que escucho llamar a grandes voces
Bajo las trizaduras del zafiro ese rostro de llanto

La invitada acomoda su cola para el viaje y todos
Vamos desenredando el hilo de una tuerca hélice del caballo
Delirante que no quiere avanzar y relincha piafando
Saltan escamas hacia el hoyo oscuro cataratas de piedras
Donde ríes en el dado sin puertas la cabeza furiosa
Ajusta lentamente su torrente de vértebras al yeso

Sangre y semen ¡vinagre!sobre el lecho giramos
Las jaurías acosan velámenes de sed vertiginosa
Zumba quiebra las luces del enjambre que rueda del blanco
Al negro salta el ojo ese dado marcado por el ácido
Interrogando en círculos contra muros de hielo me golpeo
Descifrando los nombres que grabaron seres que ya he olvidado

En cualquier situación a la que uno vuelve una y otra vez sobre un problema, se anda en círculos, se interroga en círculos, es decir no se puede avanzar sino que se golpea contra un muro de hielo. Puse verso tras verso en gerundios, "interrogando, descifrando", insistencia que pienso no viene de uno, sino de un fondo ancestral, una suerte de entidad ontológica que no dominamos. "Interrogando en círculos me golpeo contra los muros de hielo, en busca de seres ya olvidados. "Es decir, el hecho de interrogarse, de explorar dentro de sí contra una pared absolutamente fría, está ya hecho por otros seres que me han precedido y que son mi sangre, mis vértebras, mi modo de ser. Es decir, mi ser múltiple, colectivo.

Las barajas no tienen respuesta y la vida desdobla crueles
Azogues desdeñosos de perfil como un príncipe con máscara
De halcón repitiendo versículos en la secreta cámara
Púlense las mareas abre sus labios pálidos la espuma
Bordes sinuosos de papiros lánguidos reseca tempestad
Quieta en el rictus la arena se desangra y es silencio

Esta estrofa es una respuesta a la cantidad de interrogantes en que uno responde, a sí mismo, sobre las barajas que no tienen respuestas, ya que la vida no sólo muestra sino que desdobla "crueles azogues", espejos desdeñosos. Y el "príncipe con máscara de halcón" que repite versículos en la cámara secreta también es parte de esto, una reminiscencia del antiguo Egipto. Las mareas que abren o cierran sus labios, son como la espuma, el borde quebradizo de esos papiros lánguidos. Una tempestad de la que nosotros sólo percibimos un rictus, arena que "se desangra en el silencio".

Yo descifro la noche yo recorro la piel de tus espejos
Enigmas que adormecen la imagen repetida la única
De esa quinta pared ese espacio invisible detrás de tus ojeras
Donde me interrogo cuando veo que cruzan otras barcas
El sueño y los nombres se agolpan en la garganta semejanzas
Para nombrar al Ser llamas al fondo de la bóveda a cero

Todo poema tiene interpretaciones múltiples. Está hecho por el poeta, y está hecho por quienes lo leen, por quienes lo traducen, por quienes lo escuchan y de alguna manera puede sufrir metamorfosis como una planta que crece. En el trozo anterior trato de expresar en primera persona del singular, no en el gerundio, "yo descifro la noche", es decir, trato de explicarme la noche, de recorrer la piel de sus espejos, "que adormecen la imagen repetida", presente y huidiza que nosotros quisiéramos ver como imagen de Dios. Es la imagen repetida, la única de esa "quinta pared". "El espacio invisible detrás de tus ojeras", porque detrás de los ojos está también el hueco, la cuenca del ojo, que es lo que nosotros vemos a través de miles y miles de cráneos ante los que uno se interroga, ya que otras barcas cruzan los sueños. Es decir, detrás de esas ojeras, esos ojos, hay otros; existe otro paisaje, y los nombres que nosotros adjudicamos al hecho de vivir se nos agolpan en la garganta, pujan por salir, ser reales y no sólo semejanza ya que nosotros no tenemos un lenguaje para expresar lo inexpresable.

Yo repito ese nombre hago sólidas las sílabas del cuarzo
Mientras retorna al negroel azabache del principio
Ahondando desollados estratos aconcha el tiempo en ruidos
Una cáscara aprieta esos ejes simétricos perfectos
Y grazna la memoria gajos de lava en el embrión de fuego
Se abren túneles crea la mente un paisaje imposible

Me incorporo entre lámparas desollada la luz
A grandes flores vuelcan los caminos ese perfume rancio
De pétalos sedosos como el ámbar tibios en el deseo
Sobre las ruedas de oración el follaje del viento
Esa joya demente de la luna detente aquí desciende
Bajo el agua mis palmas cicatrices que crecen desde el fondo

Para mí está claro que acaso no existe una posibilidad de ver el tiempo eterno, la imagen en eterna permanencia. La vida nos da un consuelo que es el ruido, la cáscara que aprieta "esos ejes simétricos, perfectos": velos que pueden ser de papiro, de piel, de carne, de ilusión. Un paisaje que nuestra mente no puede concebir.
Hay una característica que quizás pueda servir de referencia cuando se mencionan "las ruedas de oración". La naturaleza para mí es de alguna forma una rueda de oración, como lo entienden los tibetanos, y no sufre como nosotros los efectos de una caída, que es una creencia cristiana. Y el viento que mueve el follaje produciendo un leve temblor, es quizás una oración. Yo he vivido mi infancia en un lugar donde el viento era continuo durante muchas horas y le adjudico al viento mismo un follaje, transformándolo en una rueda de oración.
No por azar llegué a la estrofa de seis versos al componer estos engranajes. Primeramente los había concebido como estrofas de doce versos, pero transformábanse en una enumeración de imágenes difíciles de manejar. Hice luego un ensayo de reescribir el texto en cuartetas pero perdían en solemnidad. Yo no me propuse que el poema fuera solemne, sino que hay temas que establecen su propio lenguaje. Si hubiera usado puntuación lo habría limitado terriblemente a uno o dos significados. En cambio si se puede saltar de un verso al otro, si se puede lograr un lenguaje más libre, se da una mayor posibilidad al misterio de las palabras.

En la espiral sin fin la luz bombea sangre y los soplos
Quebrados los fragmentos de vidrio esparcen el misterio
Como esquirlas preciosas del huracán se quiebran las palabras
En los filos volantes de la obsidiana verde en la caída
Vuelve la rama a centellear en ojos ser aquel punto exacto
Del ecrán ilusorio del tiempo a la deriva

Al borde de mi lecho principia la escalera donde cada peldaño
Tiene un rostro distinto adherido a la noche como un hueso
Gritamos enhebrando en la sal los arpones esos verbos
Carnales ebrios abren en pétalos las uñas y palpita la sed
Del sol mental piel de otra luz se precipita en vértebras
El fuego arremolina el viento las aspas de la lluvia

Cuando se hace poesía, de alguna manera los verbos son los arpones, son la acción. En ellos se enhebran muchas cosas ya que en estos verbos carnales se puede sondear esa parte dolida de los seres que es lúcida. Siempre o casi siempre nos son dadas en otro nivel respuestas a lo que nosotros interrogamos con palabras.

Astillas inaudibles crujen las cuerdas bajo los anillos
Tiene oquedades el silencio que te cubre de párpados
Y no eres ya mujer sino un pájaro inmenso no un ave
Sino el encantamiento de los vidrios que lamía la esfinge
Ser mágico labrado en el misterio de cristal velocísimo
Crece el embrión bajo el chasquido de miríadas de plumas

Se define esto. Uno no se refiere a una mujer o a un cuerpo de mujer, sino que a un pájaro inmenso y de inmediato se aclara que es "no un ave / Sino el encantamiento de los vidrios que lamía la esfinge", es decir, otro imposible que existe más allá de lo femenino, más allá de un ave, más allá de la ilusión que hemos tenido por siglos de agregar a la imagen humana otras cualidades que la hagan más poderosa: es decir una mujer con cuerpo de león, una mujer con cuerpo de pájaro y garras de animal. . . etc. Pero uno está cierto que estos son sólo encantamientos de vidrio, es decir, espejos que ha lamido la esfinge, porque se está hablando de algo repetido durante muchos siglos y para nosotros es sólo un símil. Dentro de la mitología cristiana sería la idea del ángel, al que Rilke, por ejemplo, decía que no se podía soportar de ver.

Tu eres piel de esa brasa que arrastran los pastores
De estación a estación pule un conjuro aquel cuerpo secreto
De la noche cruje se astilla el remo de la fiebre en el frío
Al fondo de tu pecho vas ahuecando un nido palio
De esquirlas descrito en el dolor lenguaje inverso
Cuando cambia el viento y desenrosca sus plateadas aletas

Hay en esta estrofa una connotación respecto al dolor. Algo que sufrimos todos, sean los pastores que arrastran una piel de fuego de un mundo a otro o los conjuros de un "cuerpo secreto", o el remo que "se astilla" destrozándose en la fiebre y el frío. Son todas cosas que dan testimonio del esfuerzo humano para llegar a algo que lo pueda expresar. Pero este palio del Ser que nunca es descrito en las palabras son las esquirlas, del dolor. Es decir, este ser está más allá de nuestra vida cotidiana ya que el dolor lo tratamos de esquivar a toda costa aunque todas las religiones dicen que esta es una de las tantas posibilidades de trascender. Hay muchas referencias a algunos textos antiguos en los que se habla de Cristo como el hombre de dolor, el ser de dolor. Lenguaje inverso, lenguaje al revés "Cuando cambia el viento y desenrosca sus plateadas aletas".
Tengo la impresión al leer poemas que he escrito hace treinta años que se encuentran en ellos las mismas preocupaciones que tengo en el presente, pero expresadas en una forma distinta. Este poema, sin embargo, que trata de rastrear las huellas de ese ser inexpresable, se trata de ir más allá de una mera alusión a lo femenino.

Mi sombría mi dulce hecha toda de labios para beber la sed
En las cuerdas tensadas de la lujuria oigo tu cuerpo en vilo
Girar entre mis huesos ascua viva te escucho zumbadora
Engranaje de heridas al costado que sangra que florece
Gorjea el tiempo y truécanse en melodía las almendras
Unico sortilegio de tu risa frágil mujer conjuro del fantasma

Quizás en el interior de uno gira otro ser en que encontramos dulzura, un ser que nos excede enteramente. El poema lo presiente como una entidad femenina que estuviera girando dentro de uno y que zumba como un ascua, es decir algo que quema nuestro ser interior. Es como siestuviera desollado ese interior por la pasión de este ser misterioso que apenas podemos vislumbrar. "Engranaje de heridas al costado que sangra, que florece", es una alusión directa a la idea de la herida del Cristo ya que en él se da no sólo la idea de Jesús, el hombre, sino una idea transcendente del Cristo. "Gorjea el tiempo", es decir, se le adjudica a esta dimensión que no conocemos, la posibilidad de que pueda gorjear o que puedan trocarse en melodías "las almendras". El sortilegio de una risa escuchada al pasar, nos dice de un ser interior que está continuamente entrechocándose dentro de nuestros huesos. Esta imagen la he usado en otros poemas pero podría imaginarse como la arboladura de un fantasma siendo nosotros un barcosin rumbo que puede alimentar o no este ser interior presentido por nosotros pero que excede nuestra vida cotidiana.
Cuando escribí el poema revisé otros ejemplos similares. Quisiera anotar de qué manera distinta se plantea, por ejemplo, Paul Valéry su poema "El cementerio marino" sobre el cual trabajó muchos meses. Su texto también está concebido en estrofas de seis versos, aunque hay diferencias notorias, ya que Valéry decidió medir sílaba por sílaba, cosa que yo evité enteramente tratando de desenvolver imágenes completas no sólo por su sonoridad sino porque que me parecía que correspondían a un fondo interior. Valéry tenía un escepticismo con respecto al ser humano y al confrontar la idea del mar que para él es la eterna vida, lo proyecta sobre un cementerio. Es un texto que he leído con cuidado en mi juventud pero que nunca me ha satisfecho del todo y es por eso que he tratado de hacer algo enteramente distinto insistiendo en el hecho mismo de la posibilidad humana de crear con imágenes un encantamiento, de hacer un sortilegio.
El poema tiene muchas referencias a otros poetas contemporáneos como Rilke, Michaux o Eliot, pero desde luego la mayor deuda es con el surrealismo que me permitió prescindir enteramente de puntuación, pudiendo ensamblarimagen con imagen y admitir que existen muy distintas formas de leer el texto.
Creo que en eso radica la posibilidad anónima de fijar, no en un terreno consciente, sino en el hecho vital una mano que se estampa con pintura sobre el muro, diciendo, aquí estuvo un ser humano. Un rastro semejante, eso es el poema. Una huella porque no creo que tengamos ni un pensamiento ni un lenguaje que nos permita expresar los misterios últimos.
El surrealismo ha aportado una herramienta extraordinaria al remplazar las ideas por las imágenes. Estas siempre han sido anteriores a las ideas y yo creo que es un instrumento precioso el que tenemos en nuestras manos, una posibilidad que no se nos ha dado desde el Dante, de barajar imágenes. El florentino estaba sujeto a un metro de su tiempo que no es necesario para nosotros, ya que no necesitamos la mnemotecnia para recordar; lo único que precisamos es que las imágenes sean verídicas. Uno busca la verdad, no busca las apariencias ya que la mayor parte de lo que nos rodea son apariencias.
Yo creo que a lo largo de un día son muy pocas las verdades que nos tocan y muy escasas las posibilidades de concentrarnos en algo. Sufrimos o gozamos el impacto de cosas que nos rodean así como el trato con otros seres humanos. El mundo moderno nos ha brindado una parafernalia en que vemos televisión, vemos reproducciones, vemos periódicos y creemos que son realidad pero son meras apariencias.
Personalmente lo único que me ha dado paz es la naturaleza. Hay en ella una verdad desnuda, cruel a veces. Los pájaros casi en su totalidad mueren violentamente, pero hay una verdad en el vuelo de los pájaros. En la naturaleza existe algo que no es falso, que no es un artificio, que habla en todo momento en que uno está alerta para percibir un ser creador, un principio creador. No es un punto de vista panteísta, induciría a error. La naturaleza no es Dios, ella nos señala la certidumbre de un ser superior, nos muestra fugazmente la luz del espíritu "entre el oleaje de las palabras errantes".


Foto: LZ, Annie Lebrun y Radovan Ivsic © 1975





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