sábado, 28 de abril de 2018

ALFONO PEÑA | Violar los límites de la superficie…



A Sila Chanto
In Memoriam

Alfonso Peña
De modo continuo, una tradición crece. A comienzos de la década de los treinta, varios grabadores costarricenses comenzaron a publicar sus creaciones en el prestigioso Repertorio Americano, editado por el Maestro Joaquín García Monge.  Su mensaje se diseminaba por el Continente Americano, y era confrontado y analizado por importantes personalidades del mundo del arte y la literatura continental. Esas huellas, esas primeras matrices, son consideradas como el “despegue” del grabado costarricense.
En 1934, aparece la colección Álbum de Grabados, configurado de nombres estelares: Francisco Amighetti, Francisco Zúñiga, Max Jiménez, Manuel de la Cruz González, Teodorico Quirós y Carlos Salazar Herrera.  De este conjunto de artistas emergió la figura tutelar de Francisco “Paco” Amighetti, poeta y grabador, cuyo recorrido de siete décadas dejó plasmada una iconografía personal, poética y apasionada y que se bifurcó por diversas latitudes al imprimirle un sello propio/universal.
En las últimas décadas el grabado costarricense se ha visto remozado con la presencia de artistas contemporáneos de indudable valor, con propuestas visuales sólidas, y novedosas expresiones creativas,  trazos experimentales, con diversos lenguajes, sin embargo, sin dejar de lado la impronta de sus ilustres antecesores que estuvieron silenciados por más de 500 años:  Aquellos que todavía son considerados como una “realidad enmascarada”, donde la historia del mármol y bronce ha evitado la historia de carne y hueso, y la intelectualidad despreció las maravillas del arte popular… (Eduardo Galeano).
Para esta edición monotemática auspiciada por Agulha Revista de Cultura, hemos invitado a varios cultores de diverso cuño a replicar  nuestras preguntas –“collage” de ideas, y temas aleatorios–. En sus argumentos podemos adivinar y revelar el amor al oficio, la diversidad cultural, el amplio prisma temático, y un rico anecdotario individual. [A.P.]


ALFONSO PEÑA | En la actualidad entendemos que nuestros ancestros fueron “grabadores” muy genuinos. Desde tiempos inmemoriales tejieron un legado de gran calidad y belleza sobre las piedras vivas. Fueron intérpretes de la naturaleza, y de la animalística (hay que conocer los diversos sitios arqueológicos y rastrear sus huellas y también saber hacer lecturas de sus “petrograbados” sobre las asombrosas figuras humanas y animales, las columnas, trípodes, altares, etc)… Del mismo modo, fueron grandes comunicadores, esto lo observamos por ejemplo en el sitio arqueológico El Farallón, en Guanacaste, donde un gran muro de piedra en la pared de un río servía de “pizarra cotidiana” para informar del diario acontecer… ¿Cómo conciliar el pasado y el presente en el desarrollo del “grabado costarricense”?

Alberto Murillo
ALBERTO MURILLO | Ahora sabemos, gracias a las investigaciones arqueológicas realizadas desde las universidades y desde los museos (Nacional, del Oro y de Jade), que la práctica de grabar en piedra y el “decorar” con rodillos de arcilla en relieve cuerpos, textiles y vasijas cerámicas, fueron prácticas cotidianas de las culturas precolombinas que ocuparon lo que hoy conocemos como territorio costarricense. Empero, este conocimiento estuvo oculto casi cinco siglos, en vista de la negación de nuestra herencia cultural, promovida desde la conquista y la colonia, pasando por la Costa Rica del siglo XIX y la primera mitad de siglo XX.
Avanzada la segunda mitad del siglo pasado, los costarricenses empezamos a valorar y redescubrir los valores estéticos del legado indígena pero, sin una verdadera integración de este conocimiento al bagaje cultural involucrado en el desarrollo del grabado en madera moderno costarricense, que tiene como fecha de despegue, el año de 1934, con la publicación del Álbum de grabados, en madera y linóleos, por un grupo de inquietos grabadores (que no incluyó ninguna mujer en la selección de artistas), donde surge, quien se consolidaría décadas después como el principal grabador nacional del siglo XX: Francisco Amighetti.
Es ahora, cuando podemos apoyarnos en estudios académicos realizados sobre nuestra herencia previa a la conquista, que podemos pensar en el referente precolombino como un eje filosófico o estético a considerar en la constante búsqueda de nuestra identidad artística; vislumbrando tal vez, una síntesis estética a nuestra figuración, acercándola a una relación simbólica o geométrico abstracta, a partir del análisis del desarrollo estético de nuestros pueblos originales, deducido desde los petroglifos o de los diseños de los sellos de arcilla.

Carolina Córdoba
CAROLINA CORDÓBA | Pensadores e historiadores a través de la historia, concuerdan en la importancia de conocer el pasado si se quiere entender el presente. Sin el conocimiento del pasado, corremos el riesgo de repetirnos con pocas posibilidades de evolucionar. Podríamos incurrir en la irresponsabilidad de atribuirnos resultados o hallazgos que ya otros, tal vez, han experimentado.
Tenemos la deuda de completar la historia en prácticamente todos los tópicos. Hay mucho que todavía sigue invisibilizado o perdido por el desconocimiento de su existencia. Sin embargo se han hecho esfuerzos.
En el caso de los sellos precolombinos de Costa Rica –objetos que, según los conceptos modernos del grabado, podrían entenderse como elementos antecesores de esta disciplina–, han sido objeto de varios estudios profundos como: Sellos Precolombinos de Patricia Fernández (Museo de Oro de Costa Rica), y Etnomatemáticas en los diseños precolombinos de Costa Rica por Alejandro Jaén (Universidad de la Salle).
Este último estudio, entrelaza los conocimientos de astronomía de la cultura Bribri y Cabecar, con ciertos elementos arquitectónicos, y con los diseños en utensilios de uso cotidiano o de ritual. Ciertamente el estudio de Jaén contiene información reveladora.
Considero que el conocimiento profundo de las expresiones “artísticas” de nuestros ancestros, nos permite apropiárnoslas con respeto, e integrarlas a nuestra propuesta expresiva. De manera que, tengamos una identidad redonda y completa, una que nos enriquezca.

Hernán Arévalo
HERNÁN ARÉVALO | Definitivamente estamos marcados por el pasado, desde el momento en que estudiamos como artistas, posibles vínculos de nuestros antepasados con algún tipo de manifestación, de impresión o grabado, pensando en una noción funcional y no tan occidental o meramente estético como por ejemplo en vestimentas o en el mismo cuerpo como un tatuaje efímero. Entonces al estudiar a nuestros originarios nos encontramos rollos grabados de arcilla con diferentes motivos y sellos con ornamentos orgánicos o geométricos de gran belleza o contenido estético. Partiendo del concepto más estético del objeto, o sea su síntesis en el diseño, hemos podido sustraer de él ese manejo del espacio y de la naturaleza que en sí es potencializado por el aborigen hasta llevarlo a nuestro diseño actual, mezclándolo, eso sí, con nuestros diseños e inquietudes estéticas contemporáneas hasta hacer una unión de conceptos dándonos un resultado muy rico de nuevas propuestas. Estos contenidos se pueden ver en algunas obras de Paco Amighetti,  Álvaro Duval, o en algunos grabados del Álbum de 1934. También lo podemos ver en grabados de Rolando Garita o Rudy Espinoza, entre otros, tendencia donde también me incluyo como grabador.

Jorge Crespo
JORGE CRESPO | No sé hasta qué punto los grabadores del país se hayan planteado una relación metódica y consciente con el pasado. Más bien pienso que el tema se ha manejado de manera personal con respecto a herencias muy específicas y canalizadas a través de los talleres del grabado de la Universidad de Costa Rica y Universidad Nacional. En ambas destacan la influencia de dos grandes aportes al arte del grabado en el país: el de Francisco Amighetti y Juan Luis Rodríguez. A partir de estos dos grandes hitos de nuestro grabado hemos podido ver surgir a grabadores como Adrián Arguedas y Edgar León, de los talleres de la UNA, y a otros como Rolando Garita, Héctor Burke y Sila Chanto en la UCR. Los primeros parecen llevar la huella crítica, figurativa, social y expresionista de Amighetti, y lo segundos se muestran más familiarizados y cómodos con la propuesta matérica, poética, existencialista, crítica y casi abstracta de Juan Luis Rodríguez. El caso de Rolando Garita es muy particular, pues deja la impresión de que sintetiza la profunda simpatía por el arte de ambos maestros del grabado costarricense. Habría que evaluar también el aporte de artistas como Julio Escámez. En el presente, la única que ha retomado el tema de los petroglifos de manera deliberada y consciente es Karen Clachar. Ella es de origen guanacasteco y se inicia en el grabado de manera independiente. La preocupación que sostiene en torno a sus raíces la ha llevado a explorar en la técnica de la xilografía el tema de los petroglifos, al punto de empezar a recrearlos en propuestas críticas con respecto al marketing y la presencia del “logotipo” en la rutina dominada por la cultura de mercado.   

Fabio Herrera
FABIO HERRERA | La costumbre de producir impresiones a partir de imágenes que ya existen, ya sea copiándolas directamente, o creándolas o recreándolas, ha sido una disciplina que ha permanecido en el tiempo. Considero que nunca se ha descuidado esta práctica del grabado, de la imagen gráfica. En la actualidad –como en ninguna otra época– gracias a los medios tecnológicos o técnicos tradicionales, los artistas debido a la conciencia,  del cambio climático, de la conservación de la naturaleza, de la importancia de la historia, de los peligros como la contaminación, el exceso de publicidad, superpoblación, hambre… Los artistas se han visto en la disyuntiva de dejar registros gráficos, como memoria viviente… Por eso en Costa Rica tenemos una gran tradición en la técnica del grabado, es una huella que nos llega desde las culturas prehispánicas, ellos nos dejaron un gran legado. Para mí es algo maravilloso hacer intervenciones de imágenes prehispánicas y darles contenidos contemporáneos, sin que esté adulterando sus propuestas y contenidos artísticos... Eso lo he practicado desde hace varias décadas y se puede encontrar en algunas de mis imágenes figurativas y abstractas, sea con xilografía, grabado en metal o la serigrafía.

Fernando Rudín
FERNANDO RUDÍN | Bien se podría decir que la “talla” de piedra la llevamos en el ADN.  Pero más aún que la talla me parece que lo que define a quien se dedique a la estampa, es el concepto de diseño, y que es esto sobre todo lo que nos heredaron nuestros ancestros.  Cuando ya en nuestra infancia o adolescencia nos hemos maravillado y nutrido del magistral diseño de las obras autóctonas, tales como los metates de panel colgantes, los petroglifos, las abstracciones o representaciones naturalistas en la cerámica, en los objetos de oro, piedra o jade, o del uso de sellos (verdaderos antepasados del grabado), vemos la corriente subterránea que nutre nuestro quehacer en el mundo de la estampa.

ALFONSO PEÑA | Llama la atención que en las últimas 4 o 5 décadas el grabado (en sus diversas manifestaciones: xilografía, grabado en metal, litografía, serigrafía, entre otros) costarricense, haya mantenido una gran presencia en el ámbito continental, cerca de países con una gran tradición… ¿Cuáles son los motivos y argumentos que se conjugan para que este fenómeno se mantenga “aireado” en el contexto latinoamericano?

ALBERTO MURILLO | Bueno, Francisco Amighetti nos demostró con sus grabados en madera que se puede hacer arte universal –y para usar una expresión acuñada por Stefan Baciu–  desde “50 varas al norte de la Mejoral”. Es decir, los grabadores aprendimos, de la mano del maestro, a no temer y a lanzarnos a participar, aunque sea modestamente, de las instancias internacionales que reúnen la experiencia contemporánea del grabado, como por ejemplo, las bienales y trienales internacionales, que se convocan para medir la temperatura al grabado en el mundo.
La participación internacional es más fácil cuando lo que se debe enviar es una obra en papel, vía servicio de correo internacional; no así una escultura, una pieza cerámica o una pintura de caballete. La logística se hace más sencilla, pero lo que pesa realmente, es el espaldarazo de confianza que nos han dado actores de la gráfica artística nacional; como por ejemplo y para mencionar sólo a algunos de los que ya no nos acompañan: Francisco Amighetti, Emilia Prieto, Julio Escámez, Álvaro Duval, Juan Bernal Ponce, Sila Chanto y Rudy Espinoza.
      
Carolina Córdoba
CAROLINA CORDÓBA | Una serie de eventos importantes en la historia del grabado en Costa Rica se conjugan para formar la base sólida, que explica por qué esta disciplina nos representa con éxito en el ámbito internacional.
Primero, no se puede hablar del grabado actual en Costa Rica, sin antes mencionar la importancia que tuvo la publicación periódica Repertorio Americano publicada por Joaquín García Monge (1881-1958) durante 40 años, de 1919 a 1959.
Sin profundizar en el contenido de la revista, hay que mencionar, que esta fue una excelente plataforma de exposición para jóvenes artistas costarricenses como: Max Jiménez (1900-1947), Emilia Prieto (1902-1986), Gilbert Laporte (1914-2005), Francisco Amighetti (1907-1998), Lastenia Araujo (1910-?), entre otros. Las imágenes ahí impresas, son el registro de las primeras matrices xilográficas del país.
Esta experiencia gráfica impulsada por García Monge –según contaba Luis Ferrero, quien fuera ayudante del editor–, da pie a la publicación de la Carpeta de Grabados del 34, documento considerado el inicio de la historia del grabado del país.
Debido a que, el Repertorio Americano se enviaba a varios países de Latinoamérica, a Estados Unidos y a España, los entonces jóvenes artistas tuvieron gran exposición internacional. Fue a través de esta publicación que el historiador rumano Stefan Baciu (1918-1993), mientras vivía en Brasil ejerciendo el periodismo, conoce la obra de Francisco Amighetti. Baciu, viaja a Costa Rica, conoce al grabador y en 1985 le dedica el libro titulado Francisco Amighetti.
En los años 70, dos de las universidades más importantes del país, integran al currículo académico de las artes plásticas, la carrera de grabado. La Universidad de Costa Rica, la abre en 1972 y en 1977 lo hace la Universidad Nacional.
En este contexto, regresa al país un joven artista que, en 1960 había viajado a Europa en busca de conocimiento artístico. Juan Luis Rodríguez Sibaja, vuelve a Costa Rica después de haber estado 12 años en Francia y Holanda, entre otras cosas, aprendiendo la técnica del grabado en metal, técnica que desarrolla en el Atellier 17 de París, dirigido por William T Hayter.
Cuenta “el diablo”, como se hace llamar Juan Luis, que durante su estadía en Francia, consigue financiamiento de la UNESCO, para poder comprar y enviar a Costa Rica materiales y equipo de grabado en metal, el cual fue donado e instalado en la Escuela de Artes Plásticas de la UCR. Dice Rodríguez, que al abrir el primer curso, se presentaron más de 90 personas deseosas por aprender la técnica.
Después, en 1976, se crea el Centro Regional para el Desarrollo de las Artes Gráficas, CREAGRAF, con el apoyo de la OEA. Este proyecto fue administrado por el Ministerio de Cultura y la Universidad de Costa Rica, hasta 1988 que se dejó de financiar. El propósito era realizar talleres de grabado para capacitar a artistas de Centroamérica, el Caribe, Colombia y Venezuela, con maestros de corte internacional como el uruguayo Carlos Colombino (xilografía), el venezolano Rafael Bogarín (serigrafía), el peruano Claudio Juárez (intaglio), el cubano Ignacio Bermúdez (litografía), los estadounidenses Frank C. Eckmair (papel hecho a mano) y Jack Pearlmutter (diseño), entre otros.
El taller de grabado de la UCR, también recibe ayuda de algunas embajadas de países como Japón, que trae al profesor Jodaka Yoshida (técnicas japonesas de impresión), la embajada de Taiwan trae al artista y maestro Li Chi Mao, la embajada de Francia a Claude Huart (xilografía y madera perdida) y la embajada de Estados Unidos a Peter Sowinsky.
Los esfuerzos anteriormente citados, dan fruto y surgen artistas del grabado como Rudy Espinoza (1953-2018), quien será posteriormente profesor en las escuelas de grabado de la UCR y de la UNA. Espinoza llega a dirigir también la Escuela de Artes Plásticas de la UNA y abre además, el Taller Nacional de Grabado de la Casa del Artista en junio del 2008.
Uniéndose a todo este movimiento, la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica, también abre un taller de grabado a mediados de los años 70, Arquigraba, que fuera fundado y dirigido por el chileno Juan Bernal Ponce (1938-2006).
Durante los años 80´s y 90´s, se incentiva el trabajo gráfico de los estudiantes de grabado y artistas consolidados, a través de diferentes exposiciones organizadas por museos y galerías del país.
Y un punto que no debe escapar de este listado, son los referentes artísticos. Tener “ídolos” nacionales, aquellos que enorgullecen a un país en cualquier campo o disciplina, es importante para impulsar la confianza y la creatividad de sus conciudadanos. Francisco Amighetti, desde que consolidó su carrera de artista, lo ha sido en el campo de las artes de Costa Rica. Él supo representar bien al pueblo más allá de la escena postal, adentrándose en lo profundo de la realidad y esto lo llevó a conquistar reconocimiento internacional.
Más recientemente, gracias a la investigación Las Peras del Olmo. Obra gráfica de Emilia Prieto, que realicé en conjunto con la artista Sila Chanto (1969-2015) en el 2003, el trabajo de doña Emilia después de haber estado invisibilidado por décadas, ahora es importancia para entender parte de la historia del país, debido a su discurso político, de lucha social y de género. A Prieto, lo anterior la integra desde entonces, no solo en la curaduría de exposiciones nacionales e internacionales, sino también, en el imaginario artístico de las nuevas generaciones.
Por todo lo anterior, no es de extrañarse que la representación de nuestros artistas en las bienales internacionales de grabado, hayan resultado, algunas, en medallas de oro y menciones de honor.

Hernán Arévalo
HERNÁN ARÉVALO | Bueno, aparte del Álbum de grabados de 1934 que marcó el ámbito artístico nacional, también la creación de la Escuela de Bellas Artes y de la Universidad Nacional de Heredia fortalecieron más al grabado costarricense con profesores maestros como Paco Amighetti, Rudy Espinoza, Luis Paulino Delgado, Juan Luís Rodríguez y Crisanto Badilla. Esto sumado a la participación internacional de grabadores nacionales en bienales de grabado de importancia mundial y a exposiciones colectivas internacionales fue fortaleciendo cada vez más al grabado costarricense que ha ido transmitiendo sus conocimientos de generación en generación, consiguiendo logros artísticos internacionales muy importantes.

Jorge Crespo
JORGE CRESPO | Para ser franco, aparte del caso de Francisco Amighetti, no tenía idea de esta gran presencia en el ámbito continental. Tengo entendido de que el grabado costarricense empezó a visibilizarse a través del Repertorio Americano, de Joaquín García Monge, en el pasado, y a través de los intercambios culturales en el presente. Esto no significa que ponga en duda la calidad creciente del grabado en Costa Rica. La invitación personal girada a Sila Chanto de parte de los organizadores de la Bienal de Venecia habla mucho de la calidad e impacto de su obra. Del mismo modo podemos hablar del significado que tuvo el trabajo de Adrián Arguedas en su momento. Creo que con estos dos grandes artistas se inicia un momento de madurez creciente en la práctica de este arte en el país. Madurez que no dudo se unirá a las tradiciones más ricas y maduras del grabado latinoamericano

Fabio Herrera
FABIO HERRERA | Es muy loable que la disciplina del grabado se mantenga y se consolide en el país. Para nuestro contexto cultural el grabado es una especie de lucha perenne. Porque hay que entender que el grabado tradicional, con rudimentos antiguos es algo muy romántico, con un terminado muy bello y estético, con buenos contenidos y un manejo de la técnica con mucha propiedad. También es muy importante que el grabado mantenga su vigencia en esta era tecnológica, con internet, el cable, etc… En la actualidad una imagen se puede trasladar por el espacio en fracción de segundos, esto hace que la gráfica tenga mucha importancia, pero también desventajas en el mundo actual. En relación con la difusión y la importancia del grabado costarricense en el continente, que mejor muestra, o ejemplo, que esta invitación que Floriano y vos nos hacen para editar esta edición monotemática del grabado nacional. Y si mal no recuerdo, hace unos años, ustedes, organizaron un intercambio entre grabadores del Brasil y Costa Rica, que incluso contó con un catálogo bilingüe: El surco de la gubia… y donde participé.

Fernando Rudín
FERNANDO RUDÍN | Uno de los motivos, y por muy manido no menos válido, es el de la accesibilidad de las obras estampadas, no solo desde el punto económico, sino en muchos casos, de formato.  Al multiplicarse una obra en una edición, se vuelve “democrática” y llega a lugares, a hogares en muchísimos casos, en donde no podrían llegar otro tipo de obras más grandes o más caras.
Pero no solo se trata de eso.  El aspecto experimental que ha adquirido el grabado u otras técnicas de estampa, hace que éstas estén más vigentes que nunca, y que las direcciones que ha tomado esta experimentación, por decirlo de alguna forma, sean múltiples y hasta insospechadas.

ALFONSO PEÑA | Con las nuevas tecnologías se presagió un decaimiento del grabado en sus diversas expresiones… Lo mismo sucedió con otras disciplinas: “La poesía murió”, “El libro impreso va a desaparecer…”, y observamos con interés y sorpresa que no fue así…  Sin embargo, es de destacar que  hay Ferias del grabado, Bienales internacionales, ediciones de gráfica para libros, carpetas de obra gráfica, exposiciones, y una oleada de grabadores entusiastas…  ¿Considera que es importante y oportuno que los grabadores experimenten con todos los rudimentos a la mano, incluso con los dudosos “giclées”?

ALBERTO MURILLO | A los grabadores se nos toma como conservadores a la hora de enfrentarnos a los aspectos técnicos, pero en realidad somos todo lo contrario.
Así como las artes gráficas comerciales van evolucionando tecnológicamente, nuestros grabadores, hombres y mujeres, son ávidos experimentadores de nuevas alternativas estéticas y técnicas, y esto se debe en parte a nuestra formación académica que nos lleva a experimentar con múltiples disciplinas dentro del grabado artístico; entre muchas el grabado en metal, la litografía, la xilografía, la serigrafía, la monotipia, la colografía y también con la estampa digital.
El grabador contemporáneo mezcla, profundiza e innova en el discurso y la técnica con hambre creativa. Desde que a inicios del siglo XX el grabado artístico se separara de las artes gráficas comerciales, siempre se ha alimentado de las innovaciones tecnológicas y el mundo digital no ha sido la excepción. Lo importante es el uso de las herramientas en función del lenguaje visual: de la producción de metáforas y poesía visual.
El problema de lo “dudoso” en el uso del giclée, es el querer engañar al público haciéndole creer que está adquiriendo un original al ofrecerle una reproducción; pero, si se usa como herramienta creativa, puede integrarse perfectamente a la producción de originales múltiples, ya sea estrictamente desde matrices numéricas o en el empleo de técnicas mixtas, como es actualmente más aceptado.

CAROLINA CORDÓBA | Es importante conocer las técnicas tradicionales de grabado, sin embargo no podemos escapar de lo que nos ofrece la evolución de las tecnologías.
Yo, sí estoy de acuerdo en aprovechar todo aquello que pueda enriquecer las técnicas tradicionales, incluso mezclar lo viejo con lo nuevo.
En el renacimiento por ejemplo, uno de los grandes avances que tuvo el arte plástico, fue gracias al uso de la cámara oscura, la cual le permitió a los artistas entender mejor los planos y la perspectiva, mejorando también, sustancialmente el dibujo.

Hernán Arévalo
HERNÁN ARÉVALO | Creo que el artista grabador actual tiene muchos recursos a mano que antes no se tenían y los está aplicando correspondiendo al tiempo en que se está desarrollando. Entonces va a utilizar algunos de estos recursos tecnológicos para realizar sus obras. Si bien la xilografía, la serigrafía y el grabado en metal no han parado de producirse por más recursos tecnológicos que salgan, siempre habrán grabadores y compradores o coleccionistas que prefieran el trabajo manual o mezclado manual-tecnológico porque aporta esa riqueza o viaje en el tiempo que da un proceso creativo manual y que se va a notar en el producto u obra final. 

JORGE CRESPO | Por supuesto que sí. Son simples recursos para crear un “mundo” y organizar eficazmente una idea. La tecnología no es una receta de cocina, sino un dispositivo práctico que comunica su propia fuerza y posibilidad. Es una extensión de nuestra gramática personal y, sin duda, de nuestra poética. No creo que sea una venganza de la metafísica, en el decir de Martin Heidegger. En esto, como en todo, siempre habrá quienes trabajan con mayor o menor inteligencia, generosidad y pertinencia. Aquellos que desean crear un lugar rico y amable para pensar, amar y respirar, y los que quieren simplemente vender, reduciendo el tiempo y costo en su cadena de producción. Creo que un artista nunca debe desconectarse de la idea de que “poéticamente habita el hombre” (Hölderling).  

Fabio Herrera
FABIO HERRERA | Históricamente hay algo irrefutable: el grabado se imprime sobre papel. En los últimos años se discute y se trata de que los seres humanos tengamos “conciencia” ecológica. Se nos dice que deberíamos adoptar los libros digitales, los e-books, etc… Yo no deseo ser pesimista, pero la era digital avanza de un modo contundente. Opino que las  ediciones de grabado, o los libros impresos tienen más belleza, olor,  textura, etc, que las ediciones digitales. No obstante, estoy totalmente de acuerdo en usar los recursos tecnológicos para abaratar costos y de cierto modo que la gráfica sea más dinámica, incluso experimental.

FERNANDO RUDÍN | Por supuesto que sí.  Sin la experimentación en los formatos, en los materiales, y en los procesos, la estampa se hubiera anquilosado.  Gran parte de su vigencia actual se debe a esta experimentación, y el poder echar mano a todos los recursos que nos ofrece la tecnología, desde la fotografía, la fotocopia, (recordemos del uso del fax en su momento, también), hasta el giclée.  Del uso que se dé a estos recursos depende de su validez y de su permanencia en el tiempo.  Un giclée no necesariamente debe usarse, por así decirlo, pedestremente, como una forma de hacer una edición “mecánica tecnológica” sino que abre múltiples posibilidades de intervención a estas obras reproducidas, para producir nuevas obras originales.

ALFONSO PEÑA | Considero que la pasión por el grabado no se detiene. Desde sus precursores en el siglo XX:   Francisco  Amighetti, Max Jiménez, Francisco Zúñiga, Manuel de la Cruz González, Emilia Prieto,  entre otros, los temas, los materiales y la iconografía varía… Se puede acudir al graffiti, al comic, a la tecnología, a la literatura, hacer fusiones, etc… ¿Cómo concibe sus propuestas visuales y cuál es la importancia de “hacer  grabado”?

ALBERTO MURILLO | Las propuestas visuales las concibo desde la observación y de la identificación de temas que me resulten significativos y que me conmuevan. Por lo general, prefiero buscar el enfrentamiento de un tema partiendo de una primera propuesta ­­­–con una carga intuitiva muy fuerte–, con la perspectiva del desarrollo de una serie –con un creciente análisis y búsqueda de referentes–, que me permita de alguna manera atacar desde diferentes ángulos la temática y por qué no agotar, al menos temporalmente el tema de interés.
El hacer grabado es importante porque la imagen impresa es inherente al desarrollo de la civilización y la democratización del conocimiento. Con la impresión de originales múltiples en una o varias disciplinas, el artista visual logra proponer, conmover y alfabetizar visualmente al público al que se acerca.
Un grabador es como un escritor, solo que su alfabeto y sintaxis del lenguaje lo comprenden los recursos técnicos y visuales empleados según sean las posibilidades estéicas y de comunicación, que le ofrezcan las diferentes técnicas; por ejemplo, la xilografía con el uso del relieve para una expresión directa o primaria de alto contrastes extremos; el grabado en metal , al contrario, con el aprovechamiento de zurcos erosionados a diversas profundidades, le permite hablar en escala tonal de grises; con el esténcil serigráfico, profundiza en el uso de planos de color como clave de comunicación, y con la litografía, con la reproducción directa del trazo personal del dibujo.
El goce de un original impreso es un goce íntimo que nos refiere a más de un milenio en la evolución de la codificación del conocimiento. Un grabado nos permite gozar, tanto de la belleza interpretativa como de la descodificación de su simbología; así como la apreciación simultánea de la capacidad artística y artesanal, reunidas en mismo personaje creativo: el grabador.

Carolina Córdoba
CAROLINA CORDÓBA | Empiezo contestando esta pregunta con una anécdota: A mi papá le gustaba llevarnos, a mi hermana Marinela y a mí,  yeso y arcilla para jugar. Yo tendría unos 4 o 5 años, y ella 6 o 7.  Nos gustaba hacer figurillas para vender. Marinela hacía una especie de tumbas, un cubo con una cruz encima. Yo -que siempre he tendido inclinación botánica-, usaba las hojas rojas de prominentes venas, que cortaba de una mata en el jardín. A ellas las presionaba sobre una placa de arcilla, recortaba los bordes sobrantes, despegaba la hoja y ¡sorpresa!, quedaba una impresión. Sin saberlo estaba haciendo mis primeros grabados.
Como vivíamos en la provincia de Cartago, lugar tradicionalmente religioso, fue mi hermana quien tuvo suerte como emprendedora. Yo, no entendía cómo la gente prefería comprar una cruz (que además siempre me dieron miedo), a algo tan hermoso como la delicada huella de una hoja.
Años después, en la misma época que fui bailarina, también fui estudiante de grabado, y esa experiencia de estar envuelta en las dos disciplinas al mismo tiempo, me dio la oportunidad de tratar de entender la danza a través del grabado y el grabado a través de la danza. De una he encontrado material creativo para desarrollar la otra.
Los temas que plasmo, parten de mis experiencias personales, de mi crecimiento personal, de las dudas que se me presentan en la vida, de las preguntas y respuestas que me hago. El grabado, me permite hablar a través de los símbolos, cuando a veces no encuentro las palabras.
En general, el concepto y la materialización de mi obra, es un proceso intuitivo.

HERNÁN ARAÉVALO | Lo primero que uno piensa como grabador es “como su obra con su propuesta o mensaje puede llegarle a más gente”, “como sus copias pueden llegar a más manos para que aprecien u observen su concepto”. Aquí es donde también se decide que estética actual es la que llama la atención a las nuevas generaciones; pero a la vez manteniendo conceptos que el artista quiere conservar, dígase estilo y contenido. Entonces ¿qué más? Los colores de los anuncios publicitarios, el graffiti, lo que se capta rápidamente, los rótulos callejeros o el neón de la calle. Eso es lo que yo como artista he tratado de introducir en mis grabados, esa parte popular o callejera, o a veces las manifestaciones olvidadas por los académicos o eruditos del arte.

Jorge Crespo
JORGE CRESPO | En principio me gusta el arte del grabado en su formato tradicional. Esto no impide, sin embargo, que sea consciente de las maravillosas posibilidades de la combinación de técnicas y del alejamiento con respecto a la idea de un original múltiple. Esto último lo he realizado muchas veces y he invitado a colegas y estudiantes a que lo prueben sin temor a mandatos conservadores que demandan respeto a la pretendida pureza de este arte. No creo en este tipo de beatería en el mundo del arte. En lo personal, no me cabe duda de que el mundo de la estampa encierra un lenguaje que difícilmente puede ser reproducido por las vías conocidas de la pintura o el dibujo.   

FABIO HERRERA | De un modo personal considero que el grabado tiene mucho de ¡magia!… A mí me vence la nostalgia cuando pienso en las épocas en que tenía una gran producción de grabados… Hacía expos, participaba en certámenes internacionales, recuerdo que obtuve La Primera Mención de Honor en la IV Bienal del Grabado en Taipei, Taiwan, 1991, también publiqué algunos libros con mis grabados… Tenía mucho ánimo, energía, para trabajar hasta 14 horas ininterrumpidas. Sin embargo, no quiere decir que no tenga interés, ni excitación para continuar trabajándolo. Tendré que estrechar vínculos con los grabadores, con los talleres, sentir la efervescencia de la tinta, las gubias, todo ese universo tan especial.

FERNANDO RUDÍN | Exactamente, fue en secundaria cuando entré en contacto con las obras de Carlos Salazar Herrera, en sus “Cuentos de angustias y paisajes”.  Esto, y el diseño de la cerámica polícroma que se halla en las raíces de nuestra cultura original, lo mismo que los metates de panel colgante, definen desde la adolescencia el rumbo de parte de mi obra.  No puedo decir que de toda mi obra, pues siempre existe el proceso de experimentación y de aprendizaje de diferentes técnicas.  Sin embargo, volviendo la vista atrás, ahí está ese “primer amor” por la estampa, desde una rudimentaria xilografía hecha en secundaria, como decía, con una fuerte influencia de Salazar Herrera.  Y nótese que esas ilustraciones no las veíamos en la clase de artes plásticas, sino en la clase de literatura, al leer sus maravillosos cuentos.
La importancia de hacer “estampa” radica simplemente en que es el medio que me permite plasmar lo que quiero decir de la mejor manera.  Cada técnica en cierta forma induce hacia cierto resultado, y sería inútil y hasta absurdo tratar de expresar en otras técnicas, pictóricas por ejemplo, lo que quiero decir por medio del grabado.  Así como no serviría de nada tratar de expresar mediante la estampa lo que sería lógico y más adecuado plasmar mediante aguadas en acuarela o empastes en óleo o acrílico.
El contraste, la geometrización, hasta el despojo del color en algunos casos, la repetición de formas, la utilización de módulos, o sellos, son parte de los recursos que me son necesarios en la estampa.

ALFONSO PEÑA | En México, Cuba, Colombia, Brasil, los grabadores son “comunicadores visuales” ante la realidad y cuestionan con sus imágenes a los diversos sistemas. ¿Cuál es su propuesta ideológica: crítica, acrítica, experimental, o es un divertimento, mera estampa decorativa?

ALBERTO MURILLO | Rafael Ángel Herra escribió en  alguna ocasión sobre la obra de Francisco Amighetti que “el artista es un mago que transmuta la carroña en delicias… la misma escena insoportable en la realidad se torna bella en la ficción estética”; desde esta perspectiva creo que uno transita por todos los estados del hecho creativo, enunciados en tu pregunta.
Por supuesto que hay una lectura ideológica y crítica, consecuente con el estado de ánimo y la capacidad de conmoverse ante un hecho, pero a la vez siempre es una oportunidad de experimentación y de crecimiento contínuo. Una vez que se ha resuelto un problema técnico-expresivo, hay que pasar a otro nuevo y desconocido, a sabiendas de que al anterior siempre se le puede echar mano cuando sea necesario; no hay que repetirse, pero hay que sacar provecho del arsenal creativo que se va construyendo en esa búsqueda interminable de la expresión personal.
Al final, existe siempre un estado lúdico del proceso, todo el desgaste físico y mental que conlleva la creación en la gráfica original, sólo se puede superar con un espíritu jocoso que nos permita disfrutar y arriesgar el sacar a la luz propuestas gráficas inéditas, nuevas para el mundo.
La obra gráfica original, una vez que es adoptada por una persona para su disfrute, cumple aún todas las funciones: critica, educa, es gozada estéticamente y por qué no, decora el espacio en donde se exhibe.

CAROLINA CORDÓBA | Considero que soy una artista en desarrollo –tal vez siempre lo sea–, me falta mucho por experimentar y descubrir. Por eso, soy estudiosa, siempre curiosa de las posibilidades de los materiales y las formas. Pretendo ser lo más sincera posible en mi trabajo. Quiero obedecer a mi voz interna, dejar que fluya y que tenga libertad.
Aunque generalmente, mi propuesta artística parte de un proceso personal o de un evento de lo cotidiano. A través del grabado, he hablado de mi historia más íntima. Desde el dolor de la muerte, el desamor, la infertilidad, la infidelidad, el miedo y mi evolución espiritual. Por eso, esta no está supeditada a un solo tópico, pero siempre hay un propósito o una historia inmersa entre los surcos y las manchas.
Mi discurso toca un tema universal, porque como seres humanos, tenemos experiencias que compartimos. Me baso en las diferentes etapas que como mujer y en este contexto que me tocó vivir, he podido registrar.
Grabar y crear, es una necesidad para mí. El oficio me equilibra.

HERNÁN ARÉVALO | En mis grabados siempre o casi siempre existe un cuestionamiento a la sociedad y al individuo en su entorno. Lo espiritual es sacudido por imágenes que le estorban en su espacio, una constante amenaza o alerta. Los espacios se llenan de símbolos, graffitis, flechas, animales asechando, lunas rayadas y figuras de neón, siempre cuestionando a dos tiempos lo rural y lo urbano; lo pagano y lo religioso, con animales como testigos de rituales y sacrificios.

JORGE CRESPO | En torno al concepto que intento elaborar, el migrante no sería únicamente el individuo que deja una supuesta patria (o matria), vinculante con la raíz, la originalidad, la autenticidad, la identidad y toda esa verdurita patológica y fantasmal del obsesivo, sino que el migrante sería, más bien, el resultado de una pérdida mucho más radical y emparentada con el "deseo" como condición de ser humanos. Pérdida que supondría un des-alojamiento, una des-naturalización que funda nuestra entrada en la deriva de los signos. Deriva que nos convierte en náufragos marcados por las palabras, en seres profundamente textuados buscando, más allá de ellas, la patria imposible.

FABIO HERRERA | “Una imagen visual habla más que mil palabras”. Por lo tanto los grabadores tenemos un arma poderosa: la gráfica, la producción de imágenes, el lenguaje directo, la sátira, el humor negro, etc.  El cerebro humano está diseñado para que se pueda explotar de muchas maneras. Los artistas grabadores debemos tener clara nuestra identidad en el sentido de que somos denunciantes de la injusticia, de la corrupción, de los maltratos a los demás seres humanos. En fin de cuentas el grabado es un hecho social. En el grabado se sintetiza la libertad creativa, el mensaje y la belleza de la imagen.

Fernando Rudín
FERNANDO RUDÍN| Si yo trabajo, por ejemplo, desde la nostalgia, desde un sentimiento de pérdida, ¿no es ya una postura crítica ante la destrucción sistemática y no tan lenta de la naturaleza y del planeta?  Creo que cada expresión artística es una manifestación política, es un tomar postura antes nuestros semejantes.  La experimentación en la técnica es solo un vehículo para reflexionar.  De manera que considero que la propuesta de mis obras, si bien reflexiva, muchas veces introspectiva, va siempre cargada de un reclamo, de una pregunta y de una demanda a una sociedad que hipertecnificada y deshumanizada, abandona su patrimonio, su paisaje originario, su paisaje interior, y lo destruye en busca de un apabullamiento o aniquilación de esas voces más sutiles que necesitan del silencio para hacerse oír.


EL ORO DE LA SEMBLANZA

ALBERTO MURILLO HERRERA (Costa Rica, 1960). Artista grabador, Master of Fine Arts de la Universidad de Iowa, profesor catedrático de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica. Dedica sus actividades docentes, de investigación académica y de producción creativa alrededor del grabado en madera, la litografía, el grabado en metal de talla directa y la monotipia principalmente, además de papel hecho a mano y la encuadernación artesanal y el libro de artista. • CAROLINA CÓRDOBA ZAMORA (Costa Rica, 1969). Es ex bailarina de la Compañía de Danza de la Universidad de Costa Rica, recibió el Premio Nacional en Danza como mejor intérprete del 2003. Tiene un Bachillerato en Artes Plásticas con énfasis en Grabado y es egresada de la Maestría en Artes de la misma universidad. Recibió el Premio Áncora de La Nación en el 2004 por la investigación compartida con la artista Sila Chanto (1969 - 2015) “Las Peras del Olmo”. Obra gráfica de Emilia Prieto. Tiene su taller de orfebrería y grabado en Barrio Escalante, San José, Costa Rica. • JORGE CRESPO (Costa  Rica, 1963). Grabador y pintor graduado de Artes Plásticas en la Universidad de Costa Rica. Ha estudiado y trabajado como asistente en el Taller de Grabado en la Escuela de Artes Plásticas bajo la dirección del MFA Rudy Espinoza, MFA Ronald Mills y el Prof. Héctor Burke. Se ha especializado en el área de gabado llegando a dominar sus diversas técnicas, tales como xilografía, serigrafía, litografía, colografía y grabado en metal. Sus obras han sido publicadas en varias revistas y periódicos en Costa Rica y expuestas en Costa Rica, Estados Unidos, España, Perú, Méjico y Bolivia. • FABIO HERRERA (Costa Rica, 1954). Pintor, grabador, dibujante, instalador. Ha expuesto en más de 100 muestras en Asia, Europa, Latinoamérica, Usa. Ha publicado libros de su pintura, acuarela, serigrafía, xilografía. Sus obras se encuentran en importantes colecciones de diversas latitudes. Ha obtenido diversos reconocimientos internacionales y en su país de origen. • HERNÁN ARÉVALO (Costa Rica, (1963). Es egresado de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica. El grabado en madera a color (cromoxilografía) es su técnica preferida. Desde 1988 se dedica a esta labor y le gusta grabar animales y la figura humana, pero siempre buscando un estilo particular, además de la identidad latinoamericana y la cultura popular actual. Ha publicado varios libros  con la temática de sus grabados. Expone con regularidad en su país de origen y en otras latitudes. • FERNANDO RUDÍN (Costa Rica, 1958). Es ingeniero civil por la Universidad de Costa Rica, y Bachiller en Bellas Artes con énfasis en acuarela por la Universidad Continental de las Ciencias y las Artes. Anteriormente cursó estudios de la carrera de Artes Gráficas en la Universidad de Costa Rica.  He realizado diferentes exposiciones individuales y colectivas con sus xilografías  y las técnicas mixtas con monotipia. Ha participado en diversos eventos regionales. Sus grabados integran importantes colecciones en diversos países.



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Agulha Revista de Cultura
Número 112 | Abril de 2018
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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