sexta-feira, 6 de março de 2015

ALFONSO PEÑA | Amirah Gazel: maniquíes, automatismo colectivo y megalópolis del inconsciente…


El proceso formativo de la artista Amirah Gazel, (Costa Rica, 1964), estuvo rubricado por trazos lúdicos, laberintos lumínicos, pulsaciones internas, brochazos espirituales, hasta llegar a desembocar en un lenguaje fecundo y una poética precisa y diáfana.
La podemos imaginar –en su estudio, estilo oriental, como su origen–, diluyendo los pigmentos, utilizando las tijeras para rasgar la cartulina, ondulando el grafito sobre la tela en blanco, diseñando su proyecto gráfico y con emoción: hechizarse con puntos, grietas, intersticios, aristas, círculos, óvalos, abstracción vivificante y expresiva.
Amirah Gazel, aborda con elegancia y plasticidad los diversos elementos: el dibujo, la pintura, la caligrafía, la fotografía, el collage, el arte objetual y la poesía. La artista lo expresa: “Mi universo es vital y espiritual”. En sus naturalezas hay armonía y silencio; son senderos fúlgidos que recorremos con la palma de la mano; grietas y fracturas que platican con el color.
Sus creaciones, sobrellevan su impronta inconfundible: esbozos, textos, cuadros, libros, formas ovoides, tarjetas de recuerdos, una antigua máquina de escribir, el teléfono rojo en línea directa con Dios, maniquíes que sostienen un diálogo pertinaz… Es un carrusel de formas y construcciones, son rupturas y aliteraciones que nos recuerdan sueños, alucinaciones, revelaciones psíquicas que nos hacen vislumbrar la luz. Los tonos magentas, azules, sepias, ocres, sienas, blancos y negros se pueden ver muchas veces como láminas, filamentos, arena volcánica, plasma, cuarzos delirantes…
Durante la Conversa, Amirah, estaba sentada en un canapé arábigo, por el aire viajaban las dulces melodías, los lazos sugerentes y constructivos, donde ella “la artista” discute sobre los diversos planteamientos del arte actual. [AP]

AP | Amirah, desde tu infancia, continuando por tu adolescencia, tuviste una especie de imán (¡gran atracción!), por los maniquíes. Esas muñecas y muñecos de madera, plástico, celuloide, que acompañan al ser humano desde hace unos 400 años, y que se exhiben en “pasarela” en tiendas y boutiques. La literatura y el arte están “contaminados” de esos “artefactos”, algunas veces lúdicos y por otra parte vistos como objetos de creación, deseo, de fantasía, de velado erotismo. Cuéntanos de tu relación con ellos.

AG | Bueno Alfonso, es cierto que he tenido una relación particular con los maneken. Nací bajo la influencia del Pop Art y entre mis primeros estudios universitarios de Art Director en Publicidad, los maniquíes, eran objetos de gran fantasía e inspiración que me servían para presentar mis campañas publicitarias sobre diversos productos. Me encantaba, mostrar mis trabajos con estos “artefactos” y endilgarles una etiqueta, de alguna manera “nadar” contra la corriente de la moral establecida.
Los maniquíes, existen desde hace mas de 2000 años, pero es solamente a finales de 1700 que su uso se hace más frecuente en el mundo de los modistas.
Soy libanesa –costarricense, –como lo sabes–, hija de un comerciante en pasamanería, desde pequeña viví entre estos “armatostes”. No sólo en los escaparates, de los negocios de familia, o amigos de la familia, sino en los talleres de las múltiples modistas que solíamos frecuentar.
Era una pequeña muy curiosa y avispada, desde que tengo uso de razón, recuerdo, haber construido una realidad paralela, en la que jugaba y creaba mundos que representaban sueños. Los maniquíes eran amigos, mis amigos no invisibles, pero silenciosos, que se articulaban a través de sus formas, o expresiones de sus rostros estimulando la fantasía. Mi incertidumbre, me escalofriaba de sólo pensar que lograra a través de mi imaginación hacerlos hablar y que pronunciaran mi nombre.
Un día mi padre, de su regreso de un viaje por México, –tendría yo como nueve años–, trajo una revistilla de esas populares, revistas en papel rústico, de quiosco. En ella venía un artículo sobre el maniquí viviente de Chihuahua: “Pascualita”, creo que así se llamaba, ¡imagínate vos!, me enloqueció esa leyenda de la novia que encerraba el espíritu de la dueña ya fallecida, del negocio La popular, la tienda de vestidos de novia de esa ciudad. En mi imaginación efervescente, soñaba con poder darle vida a un maniquí y que además guardara en el momento de mi muerte, mi persona. ¡Qué fantasía!
Durante los años universitarios, en la universidad Veritas, vagabundeaba en el mundo nocturno gay de la ciudad de San José. Como eran épocas de gran interdicción moral, me veía obligada a llevar dos vidas. En el día ejercía la práctica universitaria, como publicista y en las noches llevaba mi vida bohemia de artista. En una de esas salidas nocturnas, clandestinas, junto a mis amigos de la época, me encontré tirado en un basurero un busto femenino de maniquí, al que pinté de blanco y bauticé “Sutil”.
Ese maniquí, se volvió parte de mi vida, no solo como objeto decorativo, ya que me acompañaba al cine y a todas las fiestas, una especie de juego provocador, que confieso volvía loca a mi familia. Esa “muñeca”, me servía de modelo para mis dibujos, de espectador para “mis monólogos”. Freud, hubiese dicho, que era una proyección de mi misma y creo que fue así.
En 1986 me trasladé a Europa. “Sutil”, terminó en un rio de Escazú y en los primeros cinco años en el Viejo Continente, trabajé como publicista y en la moda, por lo tanto rodeada de maniquíes.
Estos protagonistas estáticos han encendido emociones disímiles en los seres humanos, hasta llegar a verlos como objetos del deseo, o experimentar sensaciones eróticas. No obstante, si esas emociones no son canalizadas en la creación artística, cualesquiera que sea la expresión, se vuelven desórdenes mentales, ya que el símbolo no es la realidad.
Estos “artefactos” están en el diario vivir, caminamos por las calles y los vemos ahí, fijos con una vida extraña. Como si viviesen en una dimensión paralela, queriendo decirnos algo misterioso. Nos miran como si supieran algo, que nosotros no sabemos. Desmembrados, piernas, brazos separados de sus cuerpos, gritándome llévame y haz algo conmigo. Son l’objet trouvé.
A principios de los noventa, decidí dedicarme al arte puro, la primera obra pública que realicé con un maniquí fue: “Para cuando” la diseñé para una exposición sobre la defensa de los Derechos Humanos, en la Universidad Libre de Bruselas, era una instalación con un maniquí articulado de los años 40.
 Desde entonces, estos “artefactos” tan especiales, representaciones humanas con una vida oculta, aparecen en varias de mis obras, ya sea en pinturas o en arte objetual, a través de ellos expreso emociones o pensamientos, que no podría exponer de otra manera.

AP | En Surrealart, (Espacio dedicado al surrealismo, en la Fundación Camaleonart, en barrio Amón-Amor) hay una pieza de arte objetual, que está estructurada de vestigios de maniquíes, encontrados en las calles y avenidas de Bruselas. Los visitantes quedan gratamente sorprendidos, por esa creación que se encuentra adherida al cielorraso y se llama “Entre piernas” y que está ornamentada y recreada por elementos que recuerdan ciertas creaciones de Giorgio de Chirico y Giorgio Morandi, no obstante, al observarla, comprendo, que lleva tu huella personal…

AG | “Entre Piernas” es una obra erótica–humorística, una travesura, un giño de ojo a la seducción femenina. No suelo hacer obras de género, pero si me gusta trabajar con el “ánima”. Debe de ser esa coquetería, la que llama la atención de los observadores.
Esas piernas se encontraban superpuestas en un basurero en el Marche aux puces de Bruselas. ¿Cómo dejarlas abandonadas?, ¡Imposible! Las recogí y diseñé sobre papel la obra, solo tuve tiempo de embalarlas ya que estaba “con un pie en el avión”, iniciando el viaje de regreso a la tierra de origen.
Me encanta que menciones a De Chirico, su período metafísico ha sido de gran importancia en mi desarrollo artístico. No pretendo repetir, ni siquiera aspiro a asemejarme a este maestro, pero la exteriorización de la imaginación de De Chirico es muy misteriosa, un inconsciente lleno de imágenes que evocan ambientes sombríos y abrumadores. Al inicio de este período, las referencias eran paisajes urbanos, inspirados en las ciudades mediterráneas, aunque progresivamente, su atención se fue transportando hacia cuartos abarrotados de objetos, algunas veces habitados por maniquíes, con un contraste de luz que encandila los ojos. Es con esas atmósferas con las que mi espíritu se identifica.
Saltamos, Alfonso, de un surrealista a un “futurista” italiano, Giorgio Morandi, pero que al fin y al cabo tienen algo en común, dos artistas que sostenían una relación privilegiada con los objetos.
Surrealart, es un espacio fuera de la realidad, como vos lo decís, es el espacio de la Fundación dedicado al surrealismo de todos los tiempos, que mejor lugar para ensamblar “Entre Piernas” y suspender la obra justo allí, en el cielo de esa habitación mágica.

AP | En la literatura latinoamericana, existen muchos exponentes de esa corriente de las muñecas y muñecos de celuloide; recuerdo un cuento de Felisberto Hernández (cuentista uruguayo) “Las hortensias” en el texto , Felisberto, le insufla vida a un maniquí y también deseo mencionar al escritor carioca Rubém Fonseca, que en su libro O caso Morel, habla de la “Robofilia”, que es la práctica sexual que tienen ciertos sujetos con maniquíes tecnológicos y toda la parafernalia de perversiones y sado masoquismo. ¿De qué modo podríamos explicarnos la fascinación que ejercen los maniquíes sobre los artistas y escritores?

AG | Hay artistas, escritores, visuales u otros, que canalizan su atención en el escenario del misterio, lo que esta detrás de toda representación y se esconde del otro lado de la realidad visible, por decirlo de alguna manera. Otros proyectan solamente sus desórdenes mentales. Te digo esto ya que depende de la esencia del creador y el giro mágico que le dé a sus fantasías.
Las pupetas, o pupetos, para no dejar el “animus” de lado, han sido alimento prohibido o fruto ofrecido a la ilusión de la psiquis, no olvidemos que son representaciones humanas.
Lo fascinante es cuando el artista es honesto consigo mismo y utiliza su propia historia y fantasías para convertirlas en sujeto de expresión creativa, generando ese enigma que hace que el observador, o lector no sepa más en donde se encuentra el límite entre la realidad y la ficción.
 Podemos interpretar y analizar obras tanto visuales, como escritas, de diversas maneras. En cada una de nuestras críticas, es nuestro propio inconsciente el que se manifiesta. Es lo que nosotros llevamos dentro, en gran proporción, lo que desentraña, lo que observamos.

AP | En 1999, vos fundás en Ámsterdam el Grupo Surrealista Agorart. ¿Cuál fue la idea primigenia para llevar a cabo esta aventura? Conociendo de antemano las dificultades y suspicacias que una artista latinoamericana podría encontrar en Europa. Más, tratándose de “asuntos intocables” como es El Surrealismo.

AG | La observación y la mundología, contribuyeron a que la soledad del creador se hiciera cada vez más evidente. Los grupos de artistas y pensadores, eran escasos en la ciudad de Bruselas.
La querella del arte contemporáneo estaba en plena efervescencia, dejando un espacio frio, lleno de murmullo ruidoso. Esa falta de ideales, los resentía en todos los campos sociales y existenciales de la sociedad.
En 1994, organicé en mi taller, en Saint Gilles, Bruselas, el grupo de poesía de mujeres, “Javla”, que reunía poetas consolidadas, con poetas emergentes, de ahí germinó la “Antología los 12”, con poemas de Ana Cristina Rossi, costarricense, Sonia Sales, cubana, las argentinas Eva García y Ana Fernández, Juliette Boully, belga y otras, lamentablemente por falta de medios para publicarla, el manuscrito permaneció en el armario que colecciona los “Proyectos en sala de espera”. El grupo se desintegró dos años después. Como en la vida todo se teje con hilos invisibles, tropecé con el movimiento latinoamericano Pucara, que no tardó en desilusionarme, carecía, desde mi punto de vista, de esencia artística.
Bélgica y Europa en general, estaban en un socavón generalizado, el inconsciente colectivo comenzaba a sombrear en la desesperanza  y se volvía cada vez más difícil reunir a las personas en torno a sueños comunes.
Como soy de naturaleza “testadura”, persistí sobre el tema, construyendo proyectos sincréticos, como peldaños de cambio, entre la burocracia, la economía y el arte. Proyectos que compartí y realicé entre hombres y mujeres artistas y financieros, de diversos horizontes geográficos. Entre ellos Christian Brynaert, ex Ingeniero químico de Petrofina y excelente dibujante, que fue, en sus inicios, mecenas del grupo.
Como consecuencia de un viaje a Ámsterdam, en 1996, entré en relación con el grupo ACA, los pintores Automáticos de Ámsterdam, de inmediato se gesta la aventura de Camaleonart, que nace de un gesto altruista, del deseo de reunir talentos legítimos y artísticos, de hacer florecer un espacio para que los creadores “autocríticos y comprometidos”, nos retroalimentáramos y que mejor espejo que los artistas ¡Nosotros mismos!
Camaleonart, creció como plataforma de encuentros fortuitos, de experimentación, focalizada en la importancia de la autonomía de expresión, hacia un colectivo integral. Un proyecto ambicioso, apasionante. Camaleonart, creó a Agorart, que ha sido y sigue siendo la “vanguardia” que apoya esta aventura maravillosa.
Se realizaban sesiones de pintura colectiva, encuentros entre artistas de diferentes expresiones artísticas y de esos encuentros casuales y mágicos, surgió la relación con el Movimiento Surrealista, un intercambio fértil, de ricas manifestaciones. El surrealismo, como su nombre lo dice, solo puede encontrarse, de una manera surreal.
En realidad no tuve ningún problema con el Movimiento Surrealista, nos identificamos de inmediato y simpatizamos.
Los surrealistas, siempre fueron percibidos como “los intocables”, pero este Movimiento es más bien autónomo y en realidad es una corriente exigente. ¡No a los oportunistas!
 Son incontables las censuras y las “descalificaciones” que se han hecho de este grupo “cerrado”, “sagrado”, –visto desde afuera–, pero en su médula, la tropa, es resplandeciente, abierta a la reflexión.

AP | En ese tránsito por la corriente del surrealismo, vas a conocer al viejo gurú (Poeta y crítico de arte vinculado al surrealismo) Edouard Jaguer. Será interesante para los lectores de Agulha Revista de Cultura, que nos contés de tu relación con el creador de “Miradas sobre una historia paralela”, ese notable maestro del surrealismo de los últimos años en París…

AG | “La noche está hecha para abrir puertas…”  ¡Edouard, era una legitima llave!
Durante 1996 y el 2000 viajé con constancia a Ámsterdam. Mis reciprocidades artísticas con el pintor y poeta argentino-holandés, Miguel Lolhé, forjaron atmósferas poético/dinámicas, de colores estridentes y chillones, no por lo escandaloso, sino por la intensidad de la creación, que se manifestaba de ese encuentro. Participábamos de las sesiones entre los gladiadores de la creación de esa ciudad, que eran frecuentes y Miguel era cofundador de ACA y los automáticos de Ámsterdam, tenían lazos con el gran Edouard. Cuando le comunicaron a Edouard, que yo deseaba ir a conocerlo y presentarle mi trabajo, el aceptó.
Viajé a Paris, iba advertida de que el inaccesible Jaguer, solo me iba a recibir unos diez minutos, con suerte me invitaría a un Chivas Reagal y hasta luego, y si me llegaba a publicar, podría bendecir al cielo. “Cero caridad, para los artistas, de la parte de este gigante”, me decían los colegas.
 Recuerdo su apartamento lleno de libros esparcidos por el suelo, apilados en torres ordenadas, que parecían querer salirse por el techo. Los muros estaban colmados de obras de Wilfredo Lam, Atlan, Max Ernest, Enrico Baj… y muchos más de sus amigos. El humo de los cigarrillos Gitane, de Anne, su mujer, habían amarillado todas las paredes, creando un museo antiguo, olía a historia. Una hora después, –no de un whisky, sino de dos– y sobre todo de amenas conversaciones y una reciproca simpatía, Edouard, me solicitó que le dejara la carpeta que yo llevaba, con las imágenes del periodo que estaba desarrollando en ese momento: L”obvie e l’obscure.
A los dos meses, recibí una carta de su parte, comunicándome que publicaría algunas de mis creaciones en la revista de Canadá, La tortue e la libre. Ese fue el inicio de la espontánea relación entre Edouard y yo. Después, de ese encuentro, se dieron intercambios de correspondencia, visitas y conversaciones telefónicas que manteníamos sobre el movimiento surrealista y la magia misteriosa de  la vida.
Edouard, es un pilar no solo del movimiento surrealista, sino del arte global. Era un hombre infatigable, auténtico y de una gran honestidad con el mismo. Nos dejó un vasto legado, Jaguer–Jaguar, como yo solía llamarle, es una indudable pérdida.

AP | Se afirma que Edouard Jaguer, después de algunas controversias y polémicas contigo, te va a llamar Le Baobab d’or. ¿De qué modo “digeriste” esa etiqueta?

AG | Edouard, era muy exigente. Declaró públicamente su desacuerdo con algunas de las exposiciones que yo organicé en Bruselas sobre el movimiento. Continúo, estando agradecida por esa actitud, que me hizo crecer y afinar las ideas con respecto a la manera en la que debo organizar las exposiciones sobre los surrealistas.
No suelo hablar públicamente de mis relaciones con algunos personajes significativos de la historia, debe de ser porque eres vos, Alfonso, que me siento en confianza de compartir con la revista Agulha y sus finos lectores, estas pequeñas anécdotas.
Edouard, me llamaba Le Baobab d’or, el Baobab, es un árbol de la sábana africana, d’or, significa de oro, lo que él quería expresar con ese apelativo, era su reconocimiento a mis capacidades organizativas, de acuñar, de acoplar, de reunir, de defender mis ambiciones por hacer trascender el surrealismo, de no permitir que, tan importante corriente, se llenase de moho. Era la más joven y exótica del movimiento para los europeos y mi espontaneidad ponía una nota musical en las reuniones.
 Me preguntas como digerí ese mote, pues en realidad lo recibí con mucho halago,parodia al mismo tiempo y consciente de que me estaba, “entre risas”, confiando una gran responsabilidad.

AP | Vos fuiste la conductora de la organización de varias exposiciones surrealistas internacionales, cuéntanos como era el clima antes y después de esos trascendentes espectáculos en diversas ciudades europeas.



AG | Los atritos, en el seno de esta corriente y en cualquiera, son inevitables. ¡El movimiento surrealista es una auténtica familia!
Organicé, alrededor de siete muestras internacionales con los surrealistas en diversos países de Europa, principalmente en Bélgica. Mi relación con los checos, siempre ha sido valiosa y trabajo mucho con ellos, mi contacto y amigo Arnost Budik, es un hombre apasionado y perseverante. Los checos son muy colectivos, en ese entonces los europeos del norte mostraban resistencia al este, pero con el paso del tiempo, se han ido limando asperezas y la universalidad comienza a reinar. La atmósfera, antes y durante la organización era tensa, después de la apertura, la alegría y la gracia nos envolvían y un poco después llegaban los “porrazos y las flores”, o sea las críticas públicas, tan necesarias para prosperar.

AP | Váyamos a Au bord de la pensé, Surrealisme actuel, 2004, Poesie, Peinture, Sculpture, que se llevó a cabo en Bruselas y dónde vos fuiste la anfitriona y la guía de la puesta en escena.

AG | En el 2005, participé como asistente de dirección del Festival de Arte y Teatro de calle Il sole e la luna, en Montone, Italia. Conocí al poeta y crítico de arte Eros Constantini, con él trabajé durante varios veranos italianos. Eros es un artista surrealista y conversábamos bastante sobre la ausencia de los italianos en dicho movimiento y sobre el separatismo que suele existir entre los diferentes grupos de una misma corriente.
Baobab d’or, decidí entonces organizar una exposición internacional sobre el Surrealismo actual. Eros, la llamó Al bordo del pensiero, yo deseaba invitar a los italianos para que formaran parte del evento. Se le agregó “Actual” porque la exposición tenía la intención de contribuir a remover el óxido que estaba cubriendo al movimiento. Au bord de la pensé, fue una manifestación bomba, creó controversia, y a su vez dejó su huella.

AP | En las conversas que mantengo contigo, sobre el automatismo psíquico, la escritura automática, la creación colectiva y los cadáveres exquisitos, he advertido, que vos no te considerás “una artista surrealista”; expresás que tu obra no tiene que poseer matices y la técnica y los modelos de los creadores surrealistas; sin embargo acotás : “he abrazado al surrealismo como una forma de vida…”

AG | El surrealismo no es un estilo o lenguaje creativo, es mucho más que eso, es una filosofía de vida. El surrealismo va al encuentro de la manifestación del inconsciente, por lo tanto no podemos afirmar que existe un solo estilo de lenguaje surrealista, somos más bien surrealistas, nuestra obra lo es tambien ya que es el reflejo de nuestro inconsciente. Esta es la razón por la que subrayo: “Yo soy la surrealista, no mi obra”.

AP | Coincidimos que el surrealismo está fundamentado por muchos vértices y aspectos de las propuestas freudianas, y –con el correr del tiempo– jungianas. De ahí, que tu obra y tu personalidad tenga una gran interrelación con la psicología y sus métodos de investigación. ¿Podrías ahondar en este tema?

AG | Cuando se habla de psicología, se habla de estudio del alma, de análisis y desde que tengo uso de razón soy una analítica. Siempre me interesé en el comportamiento de las personas y el misterio que envuelve las situaciones. Como te dije anteriormente, me gustaba, y me gusta jugar creativamente con los sueños, deseos, intuiciones, me llena de inspiración, todo lo invisible de “extraña” expresión.
 En 1994, en Bruselas, realicé una serie pictórica que la llamé “Lo que no se ve pero se siente”, traté de materializar conceptos impalpables, pero esenciales. Escogí el blanco y negro que me pareció lo más obvio para representar lo invisible y perceptible a la vez.
Con los límites entre el blanco y el negro, intenté, simbolizar sutilmente ese mundo inmaterial que nos rodea, por ejemplo Alfonso, ese espacio entre vos y yo en este momento, que está lleno de tantas sensaciones, emociones, silencios y que solo los podemos sentir, ya que no los vemos. O por ejemplo, el silencio, que habita entre esa copa y esa botella, repleto de algo que solo se percibe.
Esta serie, fue expuesta durante el Parcours d’artiste , en 1992 en Bruselas, en el barrio artístico de la ciudad. Creó controversia, ya que yo, solo tenía 28 años y recuerdo que los budistas, con cierto humor, declararon que era muy pretencioso, el expresar esas cosas a tan temprana edad. Esa observación, me hizo reír de una manera traviesa.
Después, siguió, Alguien me habla, que trataba de figurar la relación entre el mas allá, el cosmos y el inconsciente. Esa serie, se podía confundir perfectamente con la esquizofrenia y te digo esto, ya que en el límite entre el misterio del inconsciente y el espíritu, ¡la locura baila!
Mi trabajo y mi vida están interrelacionados con la psicología. Durante 25 años, llevé, un psicoanálisis freudiano y en la actualidad, continúo el psicoanálisis junguiano, es mi mejor manera de estudiar la psicología. Considero que los seres humanos, para vivir consigo mismos y los demás y alcanzar una parte de esa libertad interior que buscamos, deberíamos tener acceso al psicoanálisis, desde temprana edad.
Los surrealistas, –en su gran mayoría–, llevaban, el psicoanálisis con Freud. No es sorprendente, ya que el surrealismo, en su esencia, busca descubrir el inconsciente. Esta tendencia, siempre ha creído en la existencia de otra realidad, ama modelar un mundo absurdo, ilógico, donde la razón no puede dominar al subconsciente.
Vayamos, al origen de este movimiento: El dadaísmo, que era/es la oposición de la razón instaurada, un movimiento rebelde, que posteriormente buscó inspiración en el inconsciente, la imaginación, el método de la escritura automática y el estudio de las teorías del psicoanálisis de Freud.
El surrealismo, propuso entonces, materializar al mundo del arte, las imágenes del inconsciente, los deseos, los sueños… No es una casualidad, que este movimiento y yo, nos hayamos encontrado e identificado, en la autopista de la vida.

AP | Observo que en la propuesta de tus collages, hay una libertad creativa y un gozo por romper ciertos moldes tradicionales con esta técnica. En tu quehacer, adicionas elementos novedosos, y despliegas unos contenidos sorprendentes, modernos y actuales. Ya no es el collage donde la figura de la mujer (desnuda) tiene un papel dominante y hasta “lujurioso”, en tu collage el lenguaje es vertiginoso, y la técnica es una tijera que habla y se contorsiona entre los textos y las hendiduras de los pliegues corrugados, las fotografías incoloras, los brochazos resplandecientes… ¿Tu opinión?

AG | Lo que intento, con la técnica de los collages –que de paso, es una de mis expresiones preferidas–, es confrontar el realismo, con el automatismo, crear tensión entre las imágenes reales y expresiones abstractas, del inconsciente. El resto es un juego de niña interior, que habita aún en el Kinder Garden. Porque, nuestro niño interior, es uno de los principales detonantes de la creación, en la hermosura de su espontaneidad. Es posible, que sea esa pillería la que vuelve misteriosos estos trabajos.



AP | No puedo pasar por alto la serie de tus Autorretratos. Ellos tienen un tratamiento muy especial, estamos ante una propuesta visual vigorosa y que hace acopio de diversas técnicas: el collage, el grafito, el óleo, la pincelada audaz, la intervención sobre antiguos soportes. De pronto me encuentro ante una figura clásica, o una máscara de carnaval, o quizás un retrato con cierto acento del Por Art, o un ensamble surrealista… En todos ellos hay una elasticidad, un cordel invisible que los enlaza… ¿De qué trata todo esto?

AG | En 1996, en mi vida, los autorretratos, representaron, ¡una gran revelación espiritual!
Mi oposición continua, a las reglas establecidas, sin fundamento, me obligó, a vivir al margen de la tradición de la academia, lejos de estudios de proporciones u otros, para descifrar una perfección prodigiosa en el dibujo. Soy autodidacta. Mi interés, en cualquiera de mis múltiples expresiones, se inscribe, en la interpretación de lo que observo y la materialización de lo que siento y pienso.
Cuando pinté el primer retrato, descubrí, la importancia de la memoria afectiva y como la emoción podía ser más fuerte que el conocimiento. En ese instante, me vi comprometida, ante la revelación, de continuar, pintando retratos y autorretratos.
Como vivo la emoción, ¡con intensidad!, entonces fotografío yo misma al personaje, y, luego lo pinto, buscando, no representar como tal la persona, sino más bien la atmósfera que la envuelve y su psicología y utilizo todos los medios creativos que estén a mi alcance para materializar lo deseado.

AP | En tu creación artística, hay un segmento que me parece debemos tomar en consideración; hablo de los poemas colectivos; con algunos artistas como Miguel Lholé, Rafael Árcangel La O, Valeria Valeriani, entre otros, has desplegado una serie de creaciones colectivas, ahí la escritura automática y ciertos elementos del collage, tienen un diálogo ágil y musical con las metáforas urbanas, son especies de susurros lingüísticos… ¿Poema-imagen?

AG | No voy a profundizar en un tema tan amplio, como lo es el automatismo, sin embargo, te cuento, que alrededor de los años noventa, en Bruselas, se me dio la oportunidad, de registrar la huella, de todas las fiestas y los círculos en los que solía concurrir. Me armé de papel krarft o buvard y de pasteles grasos y proponía a los invitados pintar, todos, sobre una misma superficie. No se imponían los temas, solo se liberaba el inconsciente, ¡hay obras maravillosas! En esas sesiones, participaban personas de todas las edades, género, origen y profesión.
Ámsterdam, sirvió de puente en el encuentro con los Automáticos, y las obras colectivas, ya no eran solamente arte terapia, sino trabajos realizados solo entre artistas.
Las obras colectivas son mágicas, parecen hechas por una sola persona y exigen la abolición del ego, porque se construye con el inconsciente del otro y el propio subconsciente. Nos muestran, que en nosotros, hay tantos que nos habitan. Y son el espejo del inconsciente colectivo.
He participado en cientos y cientos de obras colectivas, los famosos Cadavres exquis (Cadáveres exquisitos). Y, entre artistas, era/es, algo natural, la realización de esas creaciones colectivas literarias o pictóricas, en cada uno de los encuentros. Se trataba, de dejar evidencia, de lo que sucedía en la sociedad, en ese momento. Como lo dice Kandisky: “El arte es testimonio de su época”. Europa, vivía cambios acelerados, las poblaciones se metamorfoseaban de forma evidente, las fronteras se disipaban, y todo eso, queríamos, dejarlo expresado, en la dinámica vibratoria y lúdica disonancia, de las obras pictóricas colectivas y también en los poemas–imagen, que realizábamos en ese momento. En realidad, es una acción, que continúa en los encuentros mágicos, a veces menos frecuentes.
Son tan significativas esas obras, que sirven de arquetipo, para el desarrollo de la sociedad, ya que para un óptimo desarrollo colectivo, es necesario un excelente desarrollo individual. Digo esto ya que toda manifestación colectiva tiene su éxito en el propio desarrollo de los participantes y eso es esencial, es la médula, de la diferencia, entre una obra y la otra.

AP | Parafraseando al poeta y crítico italiano, Eros Constantini: “Observada en el conjunto, la obra de Amirah Gazel, encierra astillas de un espejo, esquirlas que reflejan diversas imágenes de una sola realidad, convirtiéndose en otra, mutándose a través la singular tensión generada por los diferentes temas, que hacen alejarse la inalcanzable meta. Figuras estáticas que escapan, lentamente, con ansia o sin preocupación, con el rostro rosado, rosado o tal vez negro, te miran, van de derecha a izquierda, en alto, hacia abajo, en todas las direcciones posibles, como las nubes. Máscaras, maniquíes, mesas, ladrillos, cielos y más nubes, fases lunares y sueños azules, labios rojos, mosaicos encantados, muros, ventanas sin vidrios, esos sueños detrás del arco de la iglesia y más óvalos esta vez no en hueso, collage de mensajes no enviados, mujer, un pájaro negro, bosques, una mirada a la búsqueda de una flor”. ¿Amirah, estás de acuerdo con estas apreciaciones sobre tu obra artística?

AG | Es curiosa tu pregunta, Alfonso, ya que el asunto de las críticas o críticos, siempre me ha interesado. Pienso, que los críticos de arte, no hablan o escriben solo sobre la obra o el artista, sino que se expresan sobre ellos mismos, a través del otro, o de la obra misma.
Si observamos con atención las críticas, son puntuales los puntos que hablan directamente sobre la obra o el artista, el resto es un ensayo, que para mí, descubre el inconsciente de quien lo escribe.
No obstante, no niego la importancia en la difusión y promoción del artista, que las críticas de arte tienen, sobre todo, dependiendo de quién venga.
Eros Costantini, es un gran poeta y crítico de arte italiano, que se interesó particularmente por el periodo de mi trabajo “El respirar de las nubes, libremente yo” trabajo pictórico, poético–metafísico, que realicé en Giulianova, Italia, del 2005 al 2009.
Trabajé con Eros, entre Italia y Bruselas. Tuvimos la oportunidad, de conversar de arte y poesía, con profundidad. Aprecio y valoro, lo que Eros ha escrito sobre mi trabajo, sin embargo, esto que te voy a decir, él lo sabe: “Creo que buena parte de lo que expresa sobre mi obra, está más cerca de él que de mí…”

AP | Para nuestros lectores, será de suma importancia, conocer: ¿Por qué tus amigos y colegas, y también en los diversos medios: papel y digitales, a vos te llaman La Loba”?

AG | “Auuuuuu auuuuuu auuuuuu…”
Una noche de luna llena, me comenzó a salir pelo por todo el cuerpo… No, esto no es serio.
Se dice que lo que la lo loba hace, al lobo le place, lo que indica la habilidad con que se aúnan, los que tienen las mismas inclinaciones.
Soy de naturaleza protectora y guía y he trabajado con manadas de lobos y lobas (artistas).
En Bruselas, –como guerrera defensora del arte y los artistas–, las instituciones solían señalarme cuando los confrontaba: c’est une vrai louve (Es una verdadera loba), al mismo tiempo, coincidía con el hecho de que es uno de mis principales animales totémicos.
Amante de crear grupos y espacios para reunir talentos y desarrollar conocimiento, Laloba, se volvió mi pseudónimo en el Movimiento Surrealista y en mi círculo de amigos y colegas. ¡Me identifico con este hermoso animal! Auuuuuuuuuu…

AP | Tu exposición de pintura más reciente, se denominó “Metrópolis del inconsciente”. Es una colección de obras entre construidas-deconstruidas y abstractas, con un predominio de los tonos ocres, sepias y cienas. El conjunto de las obras nos remite a la vigilia y a ciertas presencias oníricas; encuentro un trabajo equilibrado con un predominio de las metáforas del constructivismo. Conversemos en relación a este trabajo que fue expuesto en el Teatro Nacional de San José, en el 2013.

AG | De tanto estar atenta, a lo que el inconsciente nos envía, se van descubriendo, en él, habitáculos maravillosos. Lugares en donde el silencio y las formas habitan con armonía.
Este periodo, lo considero, la síntesis de mis otras investigaciones pictóricas, es por ahora, la Gestalt de mi ser, lo que deseo mostrar.
Estas representaciones surgieron en Ámsterdam en 1999 y desde entonces, entre pérdidas y reencuentros voluntarios, las he venido desplegando, hasta que el “aullido del inconsciente” me llevó a dedicarme a la búsqueda y experimentación en ellas.
Metrópolis, eso es lo que son, ciudades gigantes, que duermen y habitan en el subconsciente. En ese misterioso espacio que no tiene ni principio, ni fin y en el que revelo hoy, que yace, también una luz comunicante con el universo, en el fondo de esa misteriosa oscuridad.

AP | En el inicio del 2015, en los “meandros cibérneticos”, se comenta de una complicidad en la que están interviniendo (Agorart y la revista Matérika) ; la organización de la exhibición Las llaves del deseo, es la primera expo de arte surrealista internacional que se llevará a cabo en Centroamérica, podrías adelantar “algo” sobre este importante evento.

AG | No quiero vender en este caso “la piel de los lobos antes de matarlos…”
Es cierto que Agorart/Camaleonart y Materika tienen mucha masa sobre la mesa, se han unificado para cocinar sabrosos manjares. Las Llaves del deseo, es un cadáver exquisito.


Alfonso Peña (Costa Rica, 1952). Narrador, editor y promotor cultural. Dirige la revista Matérika, además de la galería Andrómeda. Juntamente con Camaleonart, es responsable por la iniciativa y la dirección de la primera exposición Surrealista Internacional en Centroamerica, a tener lugar en San José, Costa Rica, en fines de este 2015. Contacto: manija05@yahoo.es. Páginas ilustradas con obras de la artista Amira Gazel (Costa Rica).





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